La luz entra en el bosquecillo de pinos al atardecer. Los campesinos de una granja cercana están quemando rastrojos y el humo se cuela entre los árboles, produciendo un efecto misterioso.
Este día recogimos una buena cosecha de níscalos, que luego nos comimos salteados por José Manuel, nuestro generoso amigo propietario de una casa fantástica en este pueblecito de Segovia. Este pequeño pueblo cercano a Madrid tiene una magnífica iglesia que posee un Greco entre sus tesoros y el Palacio del Cardenal Espinosa, hoy convertido en escuela del pueblo. Cuentan que en la reciente restauración de la iglesia, el párroco dormía con el cuadro de El Greco colgado en su cabecera. La Guardia Civil se lo quiso llevar, pero el cura no lo permitió. Decía que estaba más seguro en su dormitorio que en el cuartelillo. Cosas de la vida.
hola, el bosque de pinar tiene esa magia que has captado en las imagenes. no se si
marti muñoz tiene algo que ver contigo, yo vivo muy cerca, en nava de la asuncion. crees que seria dificil contactar?. enhorabuena.
LikeLike